Nuestra historia comienza hace mucho tiempo, cuando el Diablo aún era joven y se dedicaba a crear cosas malvadas por diversión. Un dÃa, creó un espejo extraño. ParecÃa bastante común, pero en realidad escondÃa mucha maldad en él. Quien lo mirara solo verÃa la maldad del mundo. Y lo que es peor, llenarÃa su corazón de oscuridad y eso harÃa al mundo un lugar peor.
El astuto Diablo amaba su nueva creación y querÃa que la mayor cantidad posible de gente la mirara. Solo imaginaba guerras y odio en su cabeza. Obsesionado con la idea, hizo volar el espejo hacia el cielo. Su plan, por supuesto, era que cualquiera que mirara hacia el cielo lo viera, pero cuanto más alto volaba, más pesado se volvÃa el espejo. Pronto no pudo sostenerlo más y se le escapó de las manos. Cayó al suelo y se rompió en un millón de pedacitos.
Parte del espejo cayó sobre un pequeño pueblo donde vivÃan dos grandes amigos: un niño llamado Kai y una niña llamada Pietra. Vivieron muy juntos toda su vida y eran simplemente inseparables. Jugaban juntos todo el dÃa, compartÃan secretos y, lo mejor de todo, cuidaban su pequeño jardÃn.
La frÃa mañana de invierno después de que se rompió el espejo, Kai y Pietra estaban jugando con bolas de nieve. A pesar de que hacÃa mucho frÃo, se rieron y jugaron y la alegrÃa de una buena pelea de bolas de nieve los calentó. Después de un rato, Pietra corrió a otra parte del jardÃn para conseguir nieve fresca, hizo una bola de nieve y se la arrojó a Kai. No sabÃa que habÃa pedazos del espejo del Diablo en él, y tan pronto como la pelota lo golpeó, la sonrisa en su rostro desapareció. Miró a Pietra…