Cuento armenio
El rey y el tejedor
La experiencia es a veces más valiosa que lo que dicen los libros. Un tejedor muy pobre demuestra ser más inteligente que los eruditos de la corte real, a quienes se les paga por sus servicios.
Muy muy lejos, en la tierra
Dos de estos valientes eran Olaf y su madre. Todas las noches se sentaban juntos frente a una vela y escuchaban el aullido del Viento del Norte hasta que se quedaban
Una noche, Olaf se olvidó de cerrar una de las ventanas de su pequeña cabaña de madera. El viento golpeó con fuerza las
Sólo cuando se despertaron al amanecer descubrieron que el Viento del Norte se habÃa llevado toda la comida de la cocina. ¡La despensa y los armarios estaban vacÃos! El viento se habÃa llevado consigo todos y cada uno de los alimentos de la casa hasta el Polo Norte.
Olaf se puso inmediatamente su ropa más abrigada. Iba vestido de lana gruesa de pies a cabeza, y lo remataba con un gorro y un abrigo de piel. Salió en busca del Viento para recuperar toda su comida. HacÃa un frÃo glacial incluso a plena luz del dÃa, y la nieve crujÃa bajo los pies de Olaf a cada
El solitario viajero se abrió paso lentamente a través de la profunda nieve durante horas y horas, hasta que dio con un pequeño pueblo. Estaba oscureciendo, asà que decidió descansar un poco y pasar la noche en la única…