El lobo y el carnero

5
 min
5
+
4.7
 • 
149
 calificaciones
Abrir en la aplicación Readmio
Ser inteligente puede ayudarnos a derrotar incluso a los enemigos más fuertes.

Un cordero se adentra en el bosque sin saber que un lobo hambriento lo vigila y quiere comérselo. El cordero, gracias a su ingenio, agilidad e inteligencia, logra engañar al lobo y salvar su vida no una, sino dos veces.
Puedes descargar este cuento gratis en PDF e imprimirlo. En la aplicación Readmio tienes esta opción para cada cuento.
Descargar:
El lobo y el carnero
QR code
Escanea este código QR para abrir la historia en la aplicación.
Mio’s tip
Toca las palabras 🔊 destacadas para reproducir los sonidos.

Érase una vez un corderito suave y peludo al que le gustaba pasear y explorar el mundo. Un día, se adentró en un profundo bosque lleno de hierba muy suculenta. Se sentía tan feliz que ni siquiera se dio cuenta de que se había desviado del camino.

Cuando vio que estaba perdido y que no lograba encontrar la manera de regresar al prado, se asustó y empezó a correr frenéticamente de un lado a otro. Su balido era tan fuerte y temeroso que un lobo hambriento lo escuchó.

—¡Beee! ¡Beee! —balaba, atemorizado.

—Ñam, ñam, ñam —dijeron las tripas del lobo.

Se acercó al corderito y, cuando lo vio, supo de inmediato que tenía la cena servida. Se relamió sus grandes labios de lobo. Pero el cordero empezó a suplicarle:

—Por favor, lobito, no me comas aún, ¡soy muy pequeño! ¿Qué clase de cena sería yo, más allá de unos pocos bocados? ¡No te saciarías ni lo más mínimo! Espera hasta que crezca y, entonces, seré una cena mucho más abundante.

—Bueno, supongo que tienes razón. Esperaré a que crezcas y, cuando te pongas regordete, grande y jugoso, te comeré —dijo el lobo, antes de liberar al cordero, con las tripas rugiendo.

Pasó el tiempo y el corderito se convirtió en un carnero grande y fuerte que no le tenía miedo a nada. Un día, se encontró de nuevo con el lobo que se había apiadado de él.

—Bueno, carnero, ¿recuerdas tu promesa? —preguntó el lobo con un «¡gr...!».

—Por supuesto que sí —dijo el carnero—, pero ahora soy demasiado duro y musculoso. Te dañaría los dientes y no sería buen alimento para ti.

El lobo se enojó muchísimo. Aulló furiosamente porque comprendió que el carnero lo estaba engañando de nuevo. Como tenía mucha hambre, insistió en que…

Encontrarás éste y más cuentos en Readmio.

...encuentra el cuento completo en Readmio.

Readmio es una aplicación llena de cuentos e historias para dormir con sonidos que se activan con tu voz. Muchas historias son gratis y cada semana se añaden nuevos cuentos.

Prueba gratuita

Available for iOS, Android and Web

Download from App StoreDownload from Google Play
RatingsRatingsRatingsRatingsRatings

4.8/5 · 10,0k valoraciones

Más de la categoría Alrededor del mundo

El valiente Santiago

El valiente Santiago

13
 min
5
+
4.67

Hace años, en un pueblo colombiano, los jóvenes habitantes deciden desalojar a todos los ancianos, obligándolos a buscar otro asentamiento en otro lugar. Sólo un joven se opone a esta idea. Se une a los ancianos y fundan una nueva y próspera aldea. Pero cuando Santiago regresa a su antiguo pueblo en busca del amor, descubre el caos. ¿Se dan cuenta los jóvenes de lo que han hecho?

El mono y la tortuga

El mono y la tortuga

9
 min
8
+
4.68

No esperes que tu trabajo dé frutos si no te esfuerzas lo suficiente. Una tortuga y un mono sacan del río un banano que flotaba en sus aguas y lo dividen de inmediato en dos partes. El mono insiste en quedarse con la copa, llena de bonitas hojas verdes. La tortuga debe conformarse con la parte inferior, sin hojas, pero la cuida con tanto esmero que pronto se llena de bananas, listas para ser recolectadas. El mono, mientras, observa cómo la copa del árbol se seca lentamente.

El campesino impaciente

El campesino impaciente

4
 min
5
+
4.35

Esta es la historia de un agricultor demasiado impaciente. No le gustaba lo despacio que crecían las semillas que había plantado en su campo, pensaba que eran perezosas, así que decidió ayudarlas para poder cosechar antes. Sin embargo, lo único que consiguió fue dañar las plantas y, al final, su impaciencia hizo que no hubiera cosecha. La paciencia y la meticulosidad siempre dan sus frutos.