Tereza Sebesta
El rÃo
Conoce a un simpático rÃo, escucha su historia y acompáñalo en su viaje por el mundo. Este apacible cuento es una lectura perfecta para la hora de dormir que enseña a los niños los ciclos del agua en la naturaleza.
Era viernes y los mellizos Vanessa y Simón iban caminando del colegio a
A los niños les encantaban esos lagartos prehistóricos. Coleccionaban pegatinas de dinosaurios, figuras de dinosaurios, tenÃan camisetas, bolÃgrafos, hasta cuadernos de dinosaurios. Y habÃan leÃdo cinco libros sobre dinosaurios. Vanessa y Simón estaban en el cuarto curso. VivÃan en una pequeña ciudad y sus padres siempre los llevaban de excursión por los alrededores. Ya casi era verano, asà que, esta vez se irÃan de
Por la tarde se reunieron todos en casa, limpiaron el apartamento y prepararon las mochilas. Metieron en ellas la comida, tomaron la tienda de campaña, los sacos de dormir, agua, una linterna, cerillas y todo lo necesario para acampar. Luego recorrieron juntos el camino hacia el bosque que ya conocÃan.
Pasaron por delante de la casa de la señora Reyes, que estaba dando de comer a sus gallinas y estaba enfadada con la
—Tú, Negrita, ¡vas a ser la primera en acabar en la
El bosque no estaba lejos. Al salir de la ciudad giraron a la derecha y desde allà pudieron ver la roca gigante junto a la que querÃan montar su tienda de campaña. La roca era conocida porque dentro de ella habÃa una cueva donde se habÃa escondido alguien famoso durante la guerra. Simón no recordaba su nombre. TendrÃa que buscarlo en casa en un libro sobre lugares emblemáticos de la zona.
No sabÃan quién se habÃa escondido en la cueva durante la guerra, pero el paisaje era
Hablaban y se reÃan mucho, porque a Simón se le caÃa la salchicha al fuego continuamente. La mamá de los chicos cantaba todo tipo de canciones divertidas, todos se lo estaban pasando fenomenal.
Cuando se quisieron dar cuenta, el cielo ya se habÃa oscurecido. La tienda ya la tenÃan lista y estaban a punto de meterse en los sacos de dormir cuando, de repente, oyeron un extraño
De pronto vieron una enorme sombra sobre la
—¡Es un dinosaurio! —susurró Simón.
—¡Es un Tyrannosaurus rex! —musitó Vanessa con miedo.
Y efectivamente. La sombra sobre la roca tenÃa un cuello largo, dos patas y se balanceaba como una temible gran
—Eso es imposible —dijo el papá para tranquilizarlos, —los dinosaurios se extinguieron hace muchÃsimo tiempo.
Era cierto, pero no se podÃa negar que todos habÃan visto la sombra del dinosaurio frente a ellos.
Las pisadas se acercaban cada vez más y el corazón de los niños latÃa con fuerza, pero no dijeron ni mu del miedo que tenÃan.
Y entonces, justo delante de ellos, apareció la gallina de la señora Reyes, la
—¡Vaya nervios! —dijo la madre —¡estaba asustada de verdad!
Todos suspiraron de alivio y miraron a la gallina, al pequeño dinosaurio
—¿Qué vamos a hacer con ella? —preguntó Simón.
—La meteremos en la tienda de campaña para que pase la noche con nosotros y por la mañana se la llevaremos a la señora Reyes —dijo el papá. Luego tomó a la Negrita con las dos manos y la puso dentro.
Y asà estaban los cinco apretados en la tienda de campaña: mamá, papá, Vanessa, Simón y la gallina, todos contentos porque la Negrita ya no tenÃa que vagar en la