

—¿Cómo les ha ido el dÃa a todos? —preguntó un pensamiento aquella tarde, y ahà empezó el alboroto.
—¡Hoy ha sido un dÃa estupendo! —dijo un segundo pensamiento.
—SÃ, y lo mejor ha sido jugar al
—Eh, ¿quién de ustedes sabe qué está haciendo la abuela ahora mismo...? —preguntó un cuarto.
—A lo mejor está haciendo una tarta, y cuando venga a vernos mañana podremos comérnosla. ¡Qué
—Ooh, los pasteles de la abuela son los mejores, ¡todos lo sabemos! —añadieron otros dos.
—La, la, la, ¿a quién le importan los pasteles? Sólo me gustarÃa saltar más tiempo en ese trampolÃn
—Cuando sea mayor, quiero unirme al circo. Asà podré divertirme todo el dÃa sin tener que hacer nada más —se sumó otro con orgullo.
—¿Se acuerdan de aquella vez que nos fuimos de fin de semana a la montaña y habÃa unas vistas impresionantes? Fue duro, eso sÃ, pero nosotros somos lo bastante fuertes para aguantarlo.
—No sé, he tenido viajes mejores —respondió otro—. A mà me gustan más las vacaciones en la playa. Son tan relajantes. Arena suave, sol, olas suaves, ... es casi como si todavÃa pudiera oÃr el sonido del
Y asà continuaron los pensamientos, interrumpiéndose sin cesar y hablando por encima de los demás, aunque todos sabÃan perfectamente que era hora de calmarse y descansar por la noche. Y siguieron parloteando hasta que el Sueño vino a poner orden.
—¿TodavÃa no han terminado? ¡Pero si han tenido un dÃa súper ajetreado y emocionante! Dejen algo para mañana. ¿De verdad tengo que recordarles todas las noches las normas? Tienen que acatarlas, ya lo saben, de lo contrario serÃa un…